domingo, 26 de agosto de 2007

La uni

¡Ah, la universidad! Mis abuelos siempre me lo dicen: “No has de tener mejor época en tu vida”. Y, oye, tras cuatro años, la verdad es que algo de razón sí que tenían… ¡porque, la de cosas que he aprendido!

Sí, sí. Que lo digo en serio. No se rían ustedes. Obviamente, no me refiero a cosas de ingeniería. Todo el mundo sabe que cuando se sale de la uni no se tiene ni idea de nada en lo que se supone vas a trabajar. Nosotros no somos menos.

Yo me refiero a cosas más trascendentales. Más profundas.

Y es precisamente en las clases más aburridas en las que más se aprende. Me explico. Recuerdo con especial cariño las insoportables clases de la asignatura X, por cortesía del profesor Y (no mencionaremos sus nombres por respeto… y por motivos de seguridad xD ). Digamos que consistían en 50 minutos durante los cuales el sr. /la sra. Y se limitaba a leer, palabra por palabra, las transparencias que proyectaba en la pizarra, que eran exactamente las mismas que nosotros teníamos. Excepto cuando se confundía, nos traía las del tema siguiente, y no nos enterábamos de qué nos hablaba.

En fin. Los *estúpidos* valientes y escasos alumnos que asistíamos intentábamos *no caer dormidos* atender lo mejor que podíamos. Y sí, ahí fue donde más aprendí.

Corroboré la teoría de Einstein: El tiempo es relativo. Sólo así podía explicarse que, cuando miraba mi reloj, pensando que la clase había terminado, comprobaba –para mi horror- que sólo habían pasado diez minutos. Y que el reloj no se había parado.

Me di cuenta de que la realidad es distinta según quién la mira; todo depende del punto de vista. Es la única manera de explicar esto:
-¡Vaya! ¡Qué poquitos habéis venido a clase hoy! Se nota que es primavera, ¿eh?
-- Eh…. Sí, sí, la primavera, la primavera va a ser.
Creo importante decir que afuera estaba lloviendo.

Y bueno, qué decir de la filosofía. ¿Quién ha dicho que a los ingenieros no nos gusta? Cincuenta interminables minutos hacen que se te pasen muchas dudas existenciales por la cabeza.

“¿Quiénes somos?”

“¿De dónde venimos?”

“¿A dónde vamos?”

“¿Qué narices hago aquí, pudiendo aprovechar el tiempo *en la cafetería* estudiando?”

“¿Seré imbécil?”

Y demás por el estilo.

No sólo eso. Como buen aficionado a los juegos de rol e interpretación, tenía en esas clases oportunidades maravillosas para desarrollar mis (escasos) talentos teatrales. Creedme: Estando en segunda fila, ¡hace falta mucha maña para evitar que se note cómo te estás durmiendo! La verdad, dudo que tuviera mucho éxito en disimularlo, pero considerando que si me decía algo, el profesor iba a amonestar a una quinta parte de los asistentes a clase, creo que me lo pasó por alto. Algo bueno tendría que tener el estar ahí.

Y, bueno… cómo no. Puesto que ponerse a echar un mus en clase hubiese resultado algo exagerado (aunque dudo que el/la profe se hubiese percatado…), la gente se aficionó al sudoku. Nunca, nunca podremos agradecer lo suficiente a los japoneses que inventaran este increíblemente adictivo rompecabezas. Ni a los del ADN que pusieran el periódico a la entrada de la uni. ¡Por fin se podía huir de la tediosa lección mientras se ejercitaba el cerebro!

Creo que es lo único positivo que pude sacar de ahí. Lástima que en clase tuviese demasiado sueño como para ponerme a hacer uno, pero ahí nació la curiosidad que me llevó a aficionarme más tarde.

Estoy seguro de que tenéis cientos de anécdotas similares (y mucho mejores y más graciosas) que estas mías. Pero lo que quiero deciros es que, como dicen mis abuelos, aprovechéis la uni -quienes tengáis la suerte. Que es verdad, no hemos de tener mejor época en la vida.

Y que, además, se aprenden muchas cosas, oye.

4 comentarios:

Miss Needles dijo...

Vividoresss!!!!xD, ya se sabe "el que vale vale y el que no a la universidad"xD

Elendil dijo...

Hmmmm... yo esa frase me la conocía de otra forma... que no reproduciré aquí para evitar herir sensibilidades de algún lector/a xDDDDD

Y bueno, sí, la verdad es que mal no vivimos... aunque, si te lo tomas en serio, tampoco es un lecho de rosas... ¡no digamos ya en exámenes!

Pero bueno, pese a todo, a mí me gusta... ¡y menos mal, porque anda que no me queda ni nada! :D

Besitossssssss

Dídac dijo...

Dilo, dilo,

"El que vale, vale, y el que no, a LADE"
(Licenciatura en Administración y Dirección de Empresas, para los ignorantes o ingenuos)

Aunque, si me calientas, me pongo a contar chistes de ingenieros. Y me gano a pulso que me banees del blog.

Ah, ¿que no me pueden banear del blog? Pues prepárate...

Elendil dijo...

En realidad, los telecos la hemos modificado para decir "el que vale, vale, y el que no, para industriales". ¿A que no te lo esperabas? ;) (de los lectores de este blog que conozco, no hay industriales y sí varios de LADE, os tengo que tratar bien! jejeje).

Y en cuanto a los chistes, si son graciosos... siempre es bueno y necesario reírse de uno mismo ;D

¡Un abrazo!